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Click para ver más grande Estás leyendo parte de la revista de Enero de 1989
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Radios de colección
Por Mary Celeste Umans
Foto MP: Spencer Jones
El gran inventor Thomas Alva Edison no tenía muy buena opinión de la radio. En 1921 le prestó un tocadiscos y algunos discos a la WJZ, la cual se identificaba como la estación transmisora de radio-teléfono ubicada en Newark, New Jersey. Unos cuantos días después, el inventor del fonógrafo le solicitó ala WJZ que dejara de tocar los discos por la radio. "Si el fonógrafo sonara como eso en cualquier cuarto", se quejó Edison, "nadie lo compraría".

       El famoso inventor subestimó la radio. Esta se convirtió en un gran negocio. Los viejos aparatos de radio se han convertido en un motivo de diversión y de ganancias para coleccionistas a través de muchos lugares en el mundo.

       Si se tiene un radio viejo en el sótano o el ático de su casa, podría proporcionarle una buena suma de dinero. Esto depende de la edad y de la condición del aparato. El valor del radio también depende de su marca y de la caja que tiene.

       Los radios antiguos de mayor demanda son los modelos fabricados entre 1900 y un poco antes de la Segunda Guerra Mundial, de acuerdo con Bruce Mager, propietario de WAVES, una importante firma dedicada a la venta de radios y televisores antiguos en la ciudad de Nueva York.

       De acuerdo con Mager, el período comprendido entre el año de 1900 y la Primera Guerra mundial fue la era de experimentación de la radio. Jóvenes científicos construían sus propios receptores, inspirados por Guglielmo Marconi de Italia, quien patentó el inalámbrico en 1897.

       Fue este el período de la clave Morse y estos aparatos eran para comunicaciones comerciales o comunicaciones entre buques y bases militares en tierra. Pero el desarrollo del audio o tubo de radio de parte de Lee De Forest en 1906 permitió la transmisión de sonidos en 1918. Entre los fabricantes que produjeron aparatos de radio antes de 1920 se encontraban la Connecticut Telephone and Telegraph, la Westinghouse, la Marconi y la De Forest.

       Los primeros aparatos receptores de sonidos se encuentran entre los más escasos y valiosos de todos. Si cree tener un aparato semejante, un experto en la materia puede identificar la configuración de los tubos y circuitos que caracterizan a los receptores fabricados antes del año de 1920. Un club de aficionados de la radio puede ponerle en contacto con un experto semejante.

       El nacimiento de la radio comercial tuvo lugar en 1921, cuando se inauguró la estación KDKA en Pittsburgh. Poco después comenzaron a aparecer estaciones de radio por todas partes.

       Casi todos los radios de este período funcionaban con pilas. Muchos también tenían audífonos en lugar de un altoparlante, éste se encontraba separado del receptor. Estos aparatos también tenían un gran número de perillas, ya que se produjeron antes de aparecer la sintonización múltiple. Más aún, los primeros aparatos se construían con sólo uno o dos tubos.

       Los aparatos de radio fabricados entre 1920 y 1922 se encuentran entre los más valiosos de todos. Poco después, alrededor de 1925, había en el mercado norteamericano casi 1,000 compañías fabricando radios. Las marcas populares de los principios a mediados de la década de 1920 incluían la RCA, la Grebe, la Crosley y la Stromberg-Carlsen.

       En 1927 aparecieron por primera vez los radios activados con la corriente casera. En estos tiempos tal era la competencia entre los fabricantes que cada cual trataba de atraer al comprador con diferentes variedades de estilos y cajas. Al principio, había modelos de consola que eran verdaderos muebles. Luego, como resultado de la crisis económica, se popularizaron los aparatos de tipo "Depresión" alrededor del año de 1931. Estos radios son ahora los económicos modelos compactos y de tipo de catedral que tanto valor tienen en la actualidad. En aquellos tiempos comenzaron a aparecer radios con cajas hechas de materiales plásticos o sintéticos. Las grandes marcas de este período anterior a la Segunda Guerra mundial fueron la Atwater-Kent y la Philco.

       Aunque la edad tiene mucho que ver con el valor de un aparato de radio, la condición de éste puede afectar su precio de manera notable. Un coleccionista toma siempre en cuenta el tiempo que tardará restaurando el modelo.

       Un radio antiguo no tiene necesariamente que funcionar para que sea valioso. Lo importante es que la caja esté en buenas condiciones y que todas las piezas estén intactas. Tales defectos menores como arañazos a menudo se pueden reparar con productos químicos que venden ferreterías y tiendas especializadas en antigüedades. Siempre es preferible restaurar el acabado viejo de un aparato que quitarle el acabado viejo que tiene para substituirlo por uno nuevo. La modernización de un radio disminuye su valor. Cada vez que sea posible, se debe emplear piezas viejas en lugar de piezas nuevas como repuestos. Muchos aficionados coleccionan tubos y perillas con la esperanza de encontrar ese aparato especial que requiere repararse.

       Hay que advertirle que, si no está seguro de lo que está haciendo, debe acudir a un profesional para el trabajo de restauración. Muchos de los productos de limpieza empleados en la actualidad pueden destruir el acabado antiguo, y el enchufar un viejo aparato eléctrico que no se ha inspeccionado previamente, puede dar lugar a la quemadura de su transformador de fuerza. Si tiene algún radio antiguo, póngase en contacto Con clubs de aficionados a los radios.
Radios de colección Radios de colección
Hay aparatos de radio de tipo de colección que datan de diferentes períodos y que tienen diversos estilos. De izquierda a derecha: Este modelo Scott de 1940 con tubos dotados de cubiertas cromadas, un altoparlante externo y una apariencia desarmada tiene una gran demanda en la actualidad -igual que el modelo portátil de plástico Motorola de 1956 que se muestra aquí también. El radio de tipo catedral Atwater-Kent producido alrededor de 1931, la edad dorada de la inalámbrica, es considerado como un modelo clásico.

Fuente: Revista Mecánica Popular - Volumen 42 - Enero 1989 - Número 1


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Idea original de Mi Mecánica Popular por: Ricardo Cabrera Oettinghaus