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Vigía Espacial - Por el Dr. Dan Q. Posin - CATEDRATICO DE FISICA DE LA UNIVERSIDAD DE DEPAUL, Y CONSULTOR Y ASESOR CIENTIFICO DE LA COLUMBIA BROADCASTING SYSTEM
GRACIAS A LOS SATELITES, la ciencia obtiene ahora valiosa información sobre el espacio. ¿En qué forma envían tantos datos a la Tierra estas diminutas naves espaciales?

El Vanguard I, el más pequeño de todos los satélites, continúa siendo una excelente fuente de información. Se encuentra dando vueltas alrededor de la Tierra desde marzo 17 de 1958, fecha de su lanzamiento. Su órbita es una elipse cuyo punto más cercano a nuestro planeta se halla a 658 kilómetros, y el más lejano, a 3947 kilómetros. A esto se debe que continúe navegando en el espacio: está tan lejos que el factor de rozamiento es casi cero, de modo que tal vez mantenga su velocidad por unos mil años.

Como se sabe, es de tamaño muy pequeño -sólo tiene 162 milímetros de diámetro, y 1474 gramos de peso- pero es muy valioso. Son muchos los datos que hemos obtenido acerca del espacio mediante cuidadosas observaciones de su recorrido. Lo interesante es que aunque el transmisor del Vanguard I no tiene ningún componente para modificar las señales que nos envía, podemos seguir constantemente su recorrido y, en esa forma, hemos logrado descubrir datos como los que se anotan a continuación:

1. A 640 kilómetros, la atmósfera de la Tierra es extremadamente enrarecida; pero su densidad es cinco veces mayor de lo que se creía.

2. La Tierra tiene una prominencia de 15 metros en el Polo Norte, y una depresión de 15 metros en el Polo Sur.

3. La fuerza de gravitación de la Luna se manifiesta en la órbita del satélite.

4. Los rayos del Sol pueden impulsar un vehículo a través del espacio, pues se ha observado que el Vanguard I se ha desviado ligeramente de su curso, al levantarse y descender aproximadamente un kilómetro y medio en su punto de mayor proximidad a la Tierra. Se calcula que, en el transcurso de un año, la luz solar podría alterar la órbita del satélite en un kilómetro y medio.
 
ANTES DE QUE NADA SE MIDA
 
Habíamos dicho que las señales de radio del satélite no están moduladas, pues se trata de una onda uniforme. Sin embargo, esto no es del todo exacto. La señal se altera con suma lentitud a medida que cambia la temperatura del revestimiento. La temperatura más baja que se ha registrado, en esta forma, es de 4 grados centígrados, y la del interior es de 20 grados casi todo el tiempo.

Los satélites lanzados posteriormente tienen aparatos de radio que les permiten enviar informaciones, en vez de tener que hacer deducciones basadas únicamente en el recorrido del satélite. Por ejemplo, puede conseguirse que la onda portadora cambie en el transmisor -de algún modo particular que pueda reconocerse en la Tierra- bajo la acción del polvo espacial, de las partículas cargadas, de la variación de temperatura, de la energía solar y del magnetismo. ¿Cómo se logra todo esto? Uno de los métodos es mediante una serie de osciladores, o sea productores de ondas de baja frecuencia, cada uno de los cuales funciona por la acción de un agente determinado, tal como el impacto de los meteoritos minúsculos. y cuando uno de estos osciladores comienza a funcionar, ejerce los efectos correspondientes en la onda portadora real. Como quiera que cada uno de estos osciladores tiene una frecuencia especial, puede modular la onda portadora de un modo inequívoco. Sea cual sea la distancia que recorra la portadora, conserva sus características, y es fácil efectuar la separación en las estaciones receptoras, ya sea por examen visual ( como ocurre en una pantalla osciloscópica), o con una cinta perforada.

Podrían denominarse "canales" los diversos circuitos osciladores correspondientes a cada uno de los fenómenos; pero, como se ha dicho, sólo hay una onda portadora.

Si se trata, por ejemplo, del fenómeno de la temperatura, pasa lo siguiente:

Al cambiar la temperatura de un alambre ( "termistor" ) , se altera su conductividad eléctrica, y ello cambia la frecuencia del oscilador relacionado con la temperatura. Esto, a su vez, modifica la forma de la onda portadora.

Por supuesto, suele existir por lo menos otro transmisor, el cual funcionaría con una portadora de diferente frecuencia. Podría utilizarse para transmitir la información acumulada en un satélite, o sean las observaciones registradas en una cinta, y, desde una estación instalada en la Tierra, se ordenaría la transmisión de los datos reunidos. Además, tal vez sea conveniente contar con un transmisor que envíe señales constantemente desde el satélite a fin de seguir su curso. Sin embargo, lo usual es que unos cuantos transmisores provistos de varios canales sean suficientes para explorar el universo.

Fuente: Revista Mecánica Popular - Volumen 27 - Septiembre 1960 - Número 3



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Idea original de Mi Mecánica Popular por: Ricardo Cabrera Oettinghaus